Diástasis: un problema abdominal no sólo de las embarazadas

Lunes 26 de Abril del 2021

Jóvenes haciendo abdominales.

La diástasis es más habitual en mujeres embarazadas pero también en personas que han hecho abdominales tradicionales.

El término diástasis es poco conocido en general, pero ¿y si hablamos del método Ab Crack puesto de moda, el pasado año, por modelos como Emily Ratajkowski o Stella Maxwell para lucir supuesto “tipazo”? Esta práctica consiste en hacer una serie de ejercicios específicos para hacer “un crack en el abdomen y que parezca que está partido, es decir, generar una diástasis completa en el apéndice xifoides (final del esternón) al pubis. Todo ello, claro está, acompañado de un porcentaje muy bajo de grasa, para marcar la línea separando ambos rectos”, explica a CuídatePlus Alejandro Moreno Gómez, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y entrenador personal especialista en embarazo del Centro T-Center, en Madrid, y formador nacional de Hypopressive RSF.

La diástasis de rectos “es un término anatómico que describe una condición con la cual los dos músculos rectos del abdomen están separados por una distancia anormal, un problema que no debe confundirse con una hernia de la pared abdominal”, advierte David Pacheco, jefe del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Río Hortega de Valladolid.

En general, “se considera que una distancia entre los rectos mayor a 2 cm puede constituir una diástasis”.

Como se ha mencionado antes, aunque “no representa ningún riesgo para la vida de los afectados”, según Pacheco, sí hay otros riesgos asociados como “inestabilidad lumbo-pélvica, sobre todo si es no funcional”, indica Moreno Gómez. Además, “puede venir acompañado de hernias de varios tipos, incontinencia urinaria, prolapsos a nivel del suelo pélvico, producido, seguramente por una hipertonía a nivel del diafragma torácico”.

Se trata de un problema producido por “una fuerte distensión de los tejidos”. Según el experto del Hospital Río Hortega,”puede tener un origen genético congénito o adquirido, debido a una debilidad de los tejidos de la pared abdominal producida por una variedad de factores que secundariamente ocasionan la separación muscular y la laxitud de la línea alba con o sin protusión del contenido abdominal”.

Los factores de riesgo, según el jefe de Cirugía, “son aquellas circunstancias que cursan con una elevada presión intrabdominal, lo que produce con el tiempo el adelgazamiento de la línea alba, como son el embarazo, la obesidad o cirugías abdominales previas”. A estos factores, Moreno Gómez añade otros, relacionados con el deporte, como “la exposición a muchos impactos provocados por actividades como correr o el trabajo con cargas muy intensas, que generan una gran hiperpresión en la cavidad abdominal, con una incapacidad de la musculatura para amortiguar esa subida”.

Por tanto, no es un problema sólo de mujeres. “Igual que el embarazo genera un marcado aumento del volumen abdominal, también la obesidad lo hace y eso incluye a los hombres”, indica Moreno Gómez. Otra de las causas, más desconocida por la población, es haber realizado muchos ejercicios de abdominales tradicionales, incluso con cargas extras. “En muchos culturistas se puede observar perfectamente la diástasis abdominal, aunque el bajo nivel de grasa sólo nos haga ver la tableta de chocolate, algo que consideramos normal”, apunta Moreno Gómez.

La detección suele ser fácil, según Pacheco. “Basta con que el paciente aumente la presión intrabdominal, por ejemplo, haciéndole que levante la cabeza estando tumbado. Cuando los rectos se contraigan, aparecerá una tumoración que protuye de forma fusiforme entre ellos. Esto es un síntoma de diástasis”.

En este caso, el experto diagnosticará el problema “midiendo la distancia entre los músculos rectos, aunque en algunos casos la ecografía puede ser de ayuda para confirmar la diástasis y excluir otras patologías y planear cirugía, si fuera necesario”.

¿Es peor en el embarazo?

Como se ha mencionado antes, en el embarazo es muy habitual sufrir este problema por el aumento de volumen en la zona abdominal y por el gran estiramiento de la musculatura. El problema, según el licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, “viene cuando se genera de forma precoz en estas personas, de ahí la importancia de tener una buena faja abdominal y una musculatura del suelo pélvico fuerte previa al embarazo para evitar que se produzca”.

Según sus datos “hasta el 70 por ciento de las mujeres con una media de edad de 55 años sería incapaz de realizar una contracción voluntaria correcta”, muchas veces a causa de este problema.

La buena noticia es que se puede prevenir y, en caso de que sea genético, evitar que empeore. Entre los ejercicios recomendados, si no estás embarazada, según Moreno Gómez, estarían los hipopresivos. Para hacerlo correctamente “es recomendable ponerse en manos de un fisioterapeuta especialista en gimnasia abdominal hipopresiva y de un especialista de la actividad física para el trabajo controlado de esa musculatura”.

Además, y al tener relación el suelo pélvico, “los ejercicios de kegel también serán fundamentales para mejorar la coactivación de transverso y periné”.

Por otro lado, para revertir los síntomas, Moreno Gómez recomienda, siempre, “una valoración específica por un fisioterapeuta y hacer un trabajo específico con él”. Si a esto le sumamos la actividad física bien pautada “para mejorar la conciencia del cuerpo, el control postural y los estímulos adecuados a cada caso, se logra la combinación perfecta”, añade.

Los ejercicios recomendados, según el entrenador personal, “irán asociados a la respiración, con una buena postura de elongación axial de la columna vertebral”. Por ello, un buen ejercicio sería el Dead Bug o Bird Dog (ver imagen) aunque “siempre con la valoración de un profesional para que analice su evolución”.

Durante el embarazo, Moreno Gómez aconseja realizar “ejercicios como abrazar el bebé en el que se intenta, mediante una expulsión del aire prolongada, hacer una activación de la musculatura profunda de abdomen y periné haciendo que la barriguita de embarazada desaparezca”.

Otro ejercicio específico del suelo pélvico sería “el ascensor”. En este caso la mujer “tendría que imaginar que tiene una cereza entre los labios de la vagina y que, como si estuviera en un ascensor, subirla y bajarla a una velocidad controlada”, explica Moreno Gómez. Un ejemplo sería “hacer subir la cereza a la primera planta, parar, ascender a la segunda, parar y llegar a la tercera planta, y luego hacer el descenso, evitando que se suelte rápidamente la musculatura”.